jueves, 11 de septiembre de 2014

Abstracciones

Las cosas más importantes de la vida son las más abstractas.

Nunca creeré  en algo definible,
en algo palpable,
sino en lo irreal e irracional,
en lo místico y misterioso,
en lo diáfano y voluble.

No creo que tú seas así, ni de otra manera.
Y yo tampoco.

Todos somos asesinos en potencia.
Todos somos amantes,
                                   en potencia.

Soñamos porque nos han encerrado.
Nos han hecho creer en límites y barreras,
en aduanas,
en puertas cerradas y en cadenas.

Vivimos prisioneros de nuestras enseñanzas,
nuestra educación y nuestras palabras.
Encerrados en casas,
en ciudades, en países
                         y en mundos.
En religiones,
en idiomas,
en culturas y protocolos.

No nos dejan salir porque somos peligrosos.
             “Demasiado peligrosos”.

No quieren que lo sepamos
                y por eso nos llaman locos.

Es fácil decir que algo es una enfermedad
cuando no nos interesa lo que tiene que gritarnos.
Es fácil ser un considerado un desquiciado.

No creo en las paredes, no creo en el dinero,
no creo en relaciones personales estructuradas,
pero si en las relaciones químicas y puras.

No creo en cosas para siempre,
ni en bancos anclados al suelo;   

inamovibles.

Creo que necesitamos cortarnos el pelo,
y crecer y adelgazar y volver a engordar
y volver encoger si es necesario.

Necesitamos poder cambiar como forma de vida.
Como expresión.

Soñamos porque nos han encerrado.
Y seguiremos haciéndolo para escaparnos. 



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