sábado, 6 de septiembre de 2014

La puerta de Alicia

Un día decidí irme a dar una vuelta por la vida, a ver que se cocía por allí…

Decidí saltar por la ventana y caer al vacío para acabar volando en aviones de papel.
Me dije “¿por qué no?”, pero me respondieron “¿por qué si?”

Me di cuenta de que el teclado de mi ordenador no aceptaba poner interrogaciones, lo que me obligó a ir afirmando cosas sin sentido. Compré dinero a raudales, perdí vicios, vendí aire, me robaron el raciocinio y alguien me regaló un poco de ternura.
Fui buscando mil cosas que no había perdido y creo que más o menos a la mitad del camino me planteé retroceder.
Entonces llegué a una puerta que me recordó a Alicia en el país de la maravillas y reflexioné, ¿la abro?, ¿no la abro?, ¿Por qué no? y luego otra vez ¿Por qué si?.

Le di vacaciones a mi conciencia, nos fuimos a Hawai a tomar piña colada y ahí me devolvieron uno de esos vicios.
Compré una bici para rodar a la velocidad del medioambiente pero él iba más rápido y acabé dándome cuenta de que todo esto no iba de kilómetros por hora. Volví por curiosidad donde nadie me quería y me recibieron con una sonrisa, di la vuelta, me lancé a la piscina y como aun no habían puesto la red para andar por la cuerda floja, tuve que esperar, y mientras tanto nadé entre tiburones.

Me aburrí de todo esto, pero resultó que mi aburrimiento contaba chistes tremendamente divertidos, por lo que no pude parar de reír. Como ya no tenía ningún sitio construí un mundo a mi medida, lo llené de fotos, películas, libros, y nubes de gominola y por allí empezaron a aparecer viejos amantes. Me indigné y pedí otros nuevos, pero el repartidor se confundió de dirección y acabó en el lado contrario del yingyang. Tocamos el gongh todos juntos, y unos chinchines quisieron acompañarnos. Nos contrataron para amenizar la gran muralla china, pero acabamos haciendo carreras con patinetes.
Amablemente nos pidieron que montáramos en globo, con intención de dar la vuelta al mundo en 80 días, pero nos parecieron demasiados minutos y decidimos usar phentosegundos.

Se nos paró el reloj a la hora en punto y dimos por concluido nuestro viaje. 

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